
Caso Práctico: Desinterés escolar y bajo nivel de implicación en el centro educativo Onésimo Grullón, Cuero Duro San Víctor
1. Descripción de la situación
En una clase del nivel primario, se ha identificado que una alumna muestra un marcado desinterés por las actividades escolares. Evita participar de forma activa, permanece distraída durante gran parte del tiempo y, en varias ocasiones, se queda dormida en clase. A pesar de los esfuerzos del docente por integrarla y motivarla, la niña mantiene una actitud pasiva y distante. Esta situación ha comenzado a generar inquietud tanto en los educadores como entre sus compañeras y compañeros de curso.
2. Personas implicadas
A. Estudiante
La niña manifiesta una actitud de desánimo persistente, escasa energía y falta de motivación para aprender. Estos signos podrían estar vinculados a dificultades externas al entorno escolar, como problemas familiares, rutinas de sueño irregulares o sentimientos de desconexión con el proceso educativo.
B. Núcleo familiar
La familia presenta una participación limitada en la vida escolar de la alumna. No han proporcionado información relevante sobre su comportamiento en casa, ni han colaborado activamente con el seguimiento escolar. Esto impide comprender de forma integral la situación que atraviesa la estudiante.
C. Profesores
El equipo docente ha detectado el problema, lo ha abordado con estrategias en el aula y ha intentado generar espacios de motivación. Sin embargo, reconocen que requieren apoyo específico del equipo psicopedagógico y del entorno familiar para avanzar de manera efectiva.
D. Dirección y orientación
El equipo de gestión tiene la responsabilidad de organizar una intervención articulada, coordinar acciones con la familia, y facilitar un plan de apoyo individual que contemple los aspectos emocionales, sociales y académicos de la alumna.
3. Clima del aula
La situación ha generado preocupación generalizada en el aula. Algunos estudiantes han intentado incluirla en actividades grupales, sin obtener respuesta positiva. La falta de implicación de la niña también ha comenzado a afectar la dinámica colectiva. Se requiere fomentar un entorno que promueva el sentido de pertenencia y brinde oportunidades para que todos y todas se sientan valorados y escuchados.
4. Factores externos posibles
Se considera que el comportamiento de la alumna puede estar influido por situaciones ajenas al ámbito escolar, como:
• Falta de hábitos adecuados de sueño y alimentación.
• Carga de tareas domésticas o cuidado de hermanos.
• Ambientes familiares inestables o tensos.
• Problemas emocionales no expresados, como tristeza, inseguridad o ansiedad.
• Vulnerabilidad social o económica.
5. Propuesta de intervención
A continuación, se proponen líneas de acción para abordar la situación de forma integral:
1. Entrevista con la familia para recabar información relevante sobre el entorno de la niña y establecer canales fluidos de comunicación.
2. Diseño de actividades participativas que conecten con sus intereses personales, fomentando la motivación intrínseca.
3. Promoción de hábitos saludables, incluyendo orientación sobre rutinas de sueño, alimentación y organización del tiempo.
4. Acompañamiento psicopedagógico personalizado, si se detectan indicadores de malestar emocional o baja autoestima.
5. Generación de espacios seguros y de reconocimiento positivo en el aula, que refuercen su confianza y seguridad en sí misma.
6. Resultados esperados
• La alumna incrementa progresivamente su participación en clase.
• Se fortalece la relación escuela-familia mediante el trabajo conjunto.
• Mejora el clima de aula, favoreciendo la inclusión y la colaboración.
• Se potencia la autoestima y el sentido de pertenencia de la estudiante.
• El aprendizaje se vuelve más dinámico, significativo y centrado en el bienestar.
7. Reflexión final
Este caso pone en evidencia cómo el retraimiento y la falta de energía de una alumna pueden ser señales de alerta ante posibles situaciones de fondo. No basta con intervenir en lo visible; se requiere una mirada sensible y colaborativa que involucre a toda la comunidad educativa. Acompañar a una estudiante en su proceso implica no solo enseñar contenidos, sino también crear condiciones que promuevan su bienestar integral.
Laury Rodríguez









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